Toda compañía extranjera que busque abrir un establecimiento en Francia, sin verse obligada a transferir su sede social al país cuenta con tres opciones principales.
Dependerá del grado de independencia deseado entre la sociedad matriz y el establecimiento secundario, así como el propósito de este último.
Bajo este punto de vista, una compañía extranjera, siempre y cuando cuente con una dirección física en Francia, puede elegir entre un “bureau de liaison”, que es el equivalente francés de una oficina de representación, una “succursale”, que en España sería una sucursal o una “filiale” o filial en español.
Mientras que la oficina de representación y la sucursal dependen más bien de las leyes del país donde se encuentre la sede social, hay una serie de aspectos a tener en cuenta a la hora de crear cualquiera de ellas en Francia. Por otra parte, en lo relativo a la filial, esta depende completamente de la ley francesa y se considera como una sociedad residente.
LA OFICINA DE REPRESENTACIÓN
Una oficina de representación es un establecimiento secundario empleado mayoritariamente para expandir la imagen internacional de una empresa. Su actividad es no comercial y su objetivo se centra básicamente en la prospección en el país donde se ha creado, así como realizar un estudio de mercado para determinar el grado de éxito en caso de que la sociedad matriz decidiera desempeñar su actividad comercial allí.
Se trata de una solución óptima para aquellas empresas sin mucho presupuesto ya que se trata del tipo de establecimiento secundario menos costoso y permite conocer por adelantado los riesgos de desarrollar una actividad en Francia. No obstante, este tipo de establecimiento está concebido a corto plazo y se aconseja evolucionar a otro tipo de estructura en no más de cinco años.
Con respecto a la apertura de una oficina de representación específicamente en Francia, es importante saber que, aunque no es obligatorio inscribir la compañía en el Tribunal de Comercio (como ya hemos mencionado, su actividad es exclusivamente no comercial) ni en el registro de sociedades, sí se recomienda estar inscrito en este último al menos. Al registrarse, la oficina de representación obtiene un número “k-bis”, el cual se requiere por regla general a la hora de interactuar con terceros. Además, es obligatorio tener una dirección en territorio francés así como un representante legal en el país.
La dependencia de una oficina de representación de la sociedad matriz es completa, y esta no se considera como empresa residente. Por ello, normalmente está exenta de impuestos en Francia (a excepción del impuesto por residencia, que se debe pagar en cualquier caso).
LA SUCURSAL
Una sucursal es un establecimiento secundario que depende de la sociedad matriz en lo concerniente a la forma jurídica y el capital, y que actúa en su nombre en un lugar distinto. Este tipo de establecimiento, a diferencia de la oficina de representación, puede llevar a cabo actividades comerciales en países extranjeros.
Sin embargo, esto conlleva asimismo la necesidad de inscribirse en el registro del tribunal de Comercio y, a su vez, deberá abonar todos los impuestos igual que una empresa residente, pese a no tener ese estatus. La actividad es en todo caso la misma que desempeña la sociedad matriz, aunque la sucursal puede decidir, por ejemplo, cómo gestionar su mercancía, proponer nuevas formas para desarrollar el negocio y disponer de su propia clientela, distinta de aquella de la sociedad matriz. Al igual que en la oficina de representación, un representante con el poder de decisión sobre la sucursal es necesario.
Debido a que la sucursal no posee capital propio, no es obligatorio para ella declarar sus cuentas anuales en el tribunal de Comercio, y solo deberán hacerlo en caso de investigación fiscal. Sin embargo, debe mantener un registro de toda su contabilidad ya que la sociedad matriz debe declarar la actividad de la sucursal. De todas formas, los impuestos se pagan normalmente en el lugar de implantación y no en ambos. Cabe mencionar que, en caso de deuda, la sociedad matriz debe respaldar a la sucursal con su capital.
Este tipo de estructura la utilizan generalmente bancos o empresas del campo financiero.
LA FILIAL
Una filial es el tipo de establecimiento secundario más independiente ya que tiene su propia forma jurídica, el estatus de residente en el país donde se implanta, puede elegir su razón social y, en determinadas ocasiones, puede determinar su actividad profesional.
Como en el caso de una sucursal, la filial debe registrarse en el tribunal de Comercio y se encuentra sometida a todos los impuestos, además de mantener su propia contabilidad y presentarla anualmente.
En Francia, el proceso para crear una filial es exactamente el mismo para las empresas francesas que para las extranjeras. En el caso de una filial, ya sea la matriz francesa o extranjera, esta no debe responder por las deudas de su establecimiento secundario, aunque si debe garantizar su independencia jurídica y económica.
La sociedad matriz debe poseer obligatoriamente más del 50 % del capital de la filial. En caso de transferir fondos entre la sociedad matriz y la filial sin ninguna justificación o si los capitales de ambas no están bien distinguidos, esta última puede considerarse como sociedad fantasma.
Este tipo de establecimiento es más adecuado para compañías extranjeras que desean un estatus de residente para su establecimiento secundario en el país de destino y quieren que este disfrute de un mayor grado de independencia.